domingo, 1 de febrero de 2009

Zapatos de vestir

Después de un camino lleno de él, parecía estar en todas partes.
Es demasiada la locura, cuando se toma de tus ojos y no existe más realidad que la propia. Una sombra de colores familiares parecía envolverme, eran los mismos hombros… “que estupidez!!“
Era tan imposible, que aún cuando las facciones idénticas a las del Jaime se acercaban en sentido contrario, seguía creyendo que era solo un juego de mi mente.
Cuando nos encontrábamos a un par de metros, desperté, con una sensación de no pertenencia.

- ¿Hola? – dije, en uno de esos momentos que desaparecen en un segundo, que permanecen un segundo.
– Hola… - antes de que nada más pudiera pasar... llegó - ¿No sabes si hay alguna iglesia Pentecostal por aquí?
La sonrisa brotaba como un manantial de sus labios... Solté una carcajada nerviosa, aún no creyendo.
– Mmm una Mormona... ¿te sirve?
- Jajaja, no.
- Es que por aquí no hay iglesias Pentecostales - trataba de mirarlo lo más irónica posible -hacia allá- indicando con el dedo tembloroso- bien allá, hay una Protestante.... es blanca, con rejas amarillas.-
Hubo un momento de silencio... de complicidad deliciosa. Casi falsa.
El silencio lo rompió él.
- ¿Y tu?... ¿vives por aquí?-
El aire de la repetitividad se apoderaba de cada mente. Intenté recordar el mismo tono de aquella vez, de esa tarde en que lo seguí hasta su casa.
- Sí, aquí en esta casa...-
………….
- Ah. Bueno, seguiré buscando entonces.-
- Jajaja bueno, pero porsiacaso, si sigues por esa calle, te vas a encontrar con una plaza, y muchas calles con nombres de apóstoles. Te aconsejo que busques por ahí.-
- Gracias. Nos vemos chao – Se acercó para el beso de despedida. No lo pensé lo suficiente o no funcionaría:
- ¿Te parece cambiar esta historia repetida?... ¿Querí pasar? -
- No. No vengo a cambiar este tipo de cosas, soy un ángel.-
Y se fue. Se fue. Dejando silencio infinito desapareció, para que no pudiera volver a seguirlo, para que no se repitieran las persecuciones mutuas. Desapareció, dejando un valle con su olor de Antonio Banderas; desapareció con su aparente tranquilidad, que esconde un paso acelerado. Con zapatos de vestir.

Una vez al mes

¿Quieres que vaya?

Tú te desnudas,

Acortas las malditas distancias,

Escupe el polvo que te crea,

Escupo el polvo en el que te convertirás.

¿Quieres que corra?

No soy yo,

No arqueo las cejas,

No saboreo el perdón,

Eres tú,

¿No quieres que libere tus piernas?

lo que quieres,

La madera no sirve.

¿Por qué me mientes?

Tú te desnudas,

Yo te bendigo,

Tú corres,

Yo acepto,

Disimulas que sonreíste por que te lo ordeno,

Pisoteo tu sombra,

Ya soy tu sombra

Y doblas la frente!!!

¡¿Qué quieres?!

Date vuelta,

No estaré,

Desaparece!

Salta a ese cielo,

La Camila te puede ayudar,

Jode la teoría de la evolución,

No crearé más días para ti,

No lo aceptaré, no me perturbas,

Esta noche no comeré.

Sonrió a mi espalda,

Y en ese momento,

Caí por la separación del andén.