Después de un camino lleno de él, parecía estar en todas partes.
Es demasiada la locura, cuando se toma de tus ojos y no existe más realidad que la propia. Una sombra de colores familiares parecía envolverme, eran los mismos hombros… “que estupidez!!“
Era tan imposible, que aún cuando las facciones idénticas a las del Jaime se acercaban en sentido contrario, seguía creyendo que era solo un juego de mi mente.
Cuando nos encontrábamos a un par de metros, desperté, con una sensación de no pertenencia.
- ¿Hola? – dije, en uno de esos momentos que desaparecen en un segundo, que permanecen un segundo.
– Hola… - antes de que nada más pudiera pasar... llegó - ¿No sabes si hay alguna iglesia Pentecostal por aquí?
La sonrisa brotaba como un manantial de sus labios... Solté una carcajada nerviosa, aún no creyendo.
– Mmm una Mormona... ¿te sirve?
- Jajaja, no.
- Es que por aquí no hay iglesias Pentecostales - trataba de mirarlo lo más irónica posible -hacia allá- indicando con el dedo tembloroso- bien allá, hay una Protestante.... es blanca, con rejas amarillas.-
Hubo un momento de silencio... de complicidad deliciosa. Casi falsa.
El silencio lo rompió él.
- ¿Y tu?... ¿vives por aquí?-
El aire de la repetitividad se apoderaba de cada mente. Intenté recordar el mismo tono de aquella vez, de esa tarde en que lo seguí hasta su casa.
- Sí, aquí en esta casa...-
………….
- Ah. Bueno, seguiré buscando entonces.-
- Jajaja bueno, pero porsiacaso, si sigues por esa calle, te vas a encontrar con una plaza, y muchas calles con nombres de apóstoles. Te aconsejo que busques por ahí.-
- Gracias. Nos vemos chao – Se acercó para el beso de despedida. No lo pensé lo suficiente o no funcionaría:
- ¿Te parece cambiar esta historia repetida?... ¿Querí pasar? -
- No. No vengo a cambiar este tipo de cosas, soy un ángel.-
Y se fue. Se fue. Dejando silencio infinito desapareció, para que no pudiera volver a seguirlo, para que no se repitieran las persecuciones mutuas. Desapareció, dejando un valle con su olor de Antonio Banderas; desapareció con su aparente tranquilidad, que esconde un paso acelerado. Con zapatos de vestir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario